Existen numerosos estudios que verifican que fumar influye tanto en la erección del pene como en la esterilidad masculina. El primer caso se debe al efecto directo de la nicotina. El consumo de ésta estimula la producción de una serie de neurotransmisores como son la adrenalina y noradrenalina. Estos neurotransmisores son los encargados de aumentar el ritmo cardiaco elevando con ello la presión arterial; estimular la contracción de la pared de las arterias y favorecer el depósito de grasas en las mismas, provocando el desarrollo de aterosclerosis. De este modo, la circulación sanguínea se ve afectada, incluyendo la circulación del pene, actuando sobre la erección de fumadores habituales.
La esterilidad en el hombre fumador se debe a que las sustancias tóxicas presentes en los cigarrillos influyen de modo negativo sobre los espermatozoides, exactamente alterando su movilidad y morfología.